En navidades de viejo

No hay copos de nieve,
ni lluvia en las ventanas,
ni la llegada de voces
resonando entre estas
cuatro paredes y media.
Echo de menos
echarte de menos,
como antes
de haberte conocido.
Bebo de una copa medio vacía,
un líquido que se mece en el aire
que me recuerda navidades de viejo
y sueños de algo, de alguien
que soy yo en otro tiempo.
Villancicos, luces
y un océano que vibra,
que me susurra desde fuera
un canto de pájaro ronco
y viento de estrellas
de barro.
Sé que he vuelto a fallarte,
otra vez,
como siempre.
Una caída
eterna de vidas
que me guían
hacia un final
de soledades con alas.
Echo de menos
echarte de menos,
como hice al sacar la maleta
del aeropuerto y raspar la letra,
formar papel de avión mojado
y volar a tu encuentro,
y volar en caída libre
y reírme
porque sé que no puedo.
Ahora nieva, tiene gracia,
justo cuando termino el poema,
justo cuando abro la ventana
y la oscuridad se acerca,
apagando las últimas velas,
que guardaba paciente,
para la última cena.