Dos figuras cayendo
Caen como si estuvieran volando,
caen atravesando la atmósfera,
de espaldas, con los brazos extendidos,
en espirales de fuego.
Dos figuras caen, sonriendo,
en silbidos de viento entre los dedos,
en retazos de nubes, de una canción
que suena en un coche.
Caen desde hace tiempo, desde hace muchos
planetas, estrellas y galaxias que se perdieron
viendo su órbita, sus dibujos imperfectos
en el vacío.
Admiran los pájaros que se lanzan en picado
junto a ellos, a un avión que pasan rozando,
a las nubes, los rayos de sol y el arcoiris
dibujado en el horizonte.
Caen y siguen cayendo, como si volaran,
caen y siguen cayendo, cuando traspasan la superficie
del océano en calma, del agua que levanta
gotas de agua que se evaporan al contacto
con sus cuerpos, sus palmas incandescentes.
Admiran los delfines curiosos, los tiburones,
las mantarrayas que ondulan el agua,
los calamares que les persiguen…,
mientras caen y siguen cayendo.
La cámara los sigue hasta que la presión
quiebra sus lentes y ya no sabemos
hacia dónde irán, huirán las figuras del cielo…,
la oscuridad regresa iluminada como nunca
y vuelvo a mi rincón, a escribir algo
sobre dos figuras cayendo.
Estoy releyendo tu blog, porque el último poema que colgaste me encantó. Ahora en esta tarde un poco frío y con un viento desatado he recordado ese poema y he querido leerte con atención. Me encanta como escribes. Creo que está bien decírtelo y por eso lo hago. Que lo sepas.
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Muchas gracias, de verdad. No es que busque nada con lo que escribo más allá de sacarme cosas de encima, pero anima mucho a seguir haciéndolo el recibir comentarios como el tuyo. Un abrazo grande.
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