Una ciudad y una nota

Hay días en los que la cortina
se eleva sobre todas las cosas, gris,
a pesar de los colores, las palabras,
las historias y canciones que mascullo
mientras me miras, silencio…,
un chasquido y vuelta.
Vuelta a desenredar recuerdos,
a enmarañar la vida y coser telas
de araña que tenía dobladas
en la esquina de un pedazo del alma,
de un bosque recóndito, de un poeta moribundo,
de un pirata sin hogar, ni patria, ni nombre.
Pero caminamos en los márgenes del río
y olvido la bruma, y borro la pizarra para pintar
otra vez de cero las comisuras de unos labios,
otra vez los caminos que dibujan tus ojos,
otra vez los arcos, los abrazos, los «te quiero»
que devora la noche en sueños.
Una palabra,
un disfraz,
una ciudad y una nota.
Nunca creí que fuera tan extraño
este Vigo a medianoche.
Pero caminamos en los márgenes del río
«y olvido la bruma, y borro la pizarra para pintar
otra vez de cero las comisuras de unos labios,
otra vez los caminos que dibujan tus ojos». Precioso poema.
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Muchas gracias por tu comentario y me alegra que te haya gustado el poema. Un abrazo.
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