De servilleta y vapor.

La vez siguiente
que recuerde aquel café,
aquella luz reflejándose,
aquellas olas resonando
entre muros de roca…
En el próximo chispazo
de colores en el horizonte,
de aves buscando
el retorno veraniego,
los insectos renaciendo,
el sol quebrando la sierra
y las estrellas, corriendo estáticamente,
hacia un remolino tubular
de recuerdos.
La vez siguiente;
que tropiece con tu sombra,
que despierte en mitad de la noche,
que sea demasiado tarde para correr…,
que mire el espejo y el reflejo
te vea conmigo,
otra vez…
Despacio, muy despacio,
cuento esas idas y venidas
de las ventanas en mi espalda.
Esas que hacen un cuadro
de cada momento que se va.
En la próxima vida,
la que traiga un nuevo día;
un nuevo mes, un nuevo año,
una nueva década de enredaderas
y polvo, y mareas vivas y muertas.
En la próxima venida de esas letras
escurridizas, soñadas y malditas…,
habré perdido las mías,
las frases, los guiones, las historias
y los intentos de rima,
los versos abortivos, los colores
y los domingos rasgando el techo.
O…, puede que no sea así,
que en el próximo chispazo,
despacio, muy despacio…,
navegue a contracorriente,
con paladas de ciego,
elevando las gotas de agua,
cayendo sobre la piel
e incluso por encima
y por dentro
de ella.
La vez siguiente
que recuerde aquel café,
admiraré el exterior
como la primera vez
que dibujé la vida
bajo un “Gracias por su visita”,
de servilleta y vapor.