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Compañero de Viaje

Creo que cuando vuelva a abrir la puerta de casa tú estarás allí. Creo que cuando me despierte sobre la cama con los rayos de sol rozando mi cara podré verte dormir cerca del sofá, o quizás sobre él, como solías hacer.

Hoy tengo que decirte adiós, hoy tengo que hacerme a la idea de que no podré volverte a ver, de que no podremos recorrer de nuevo los rincones de esta vieja ciudad, ni miraremos el sol atravesar las nubes o a las nubes impidiendo la llegada del sol.

A pesar de todo no te siento lejos, a pesar de todo sé que todos los que compartimos contigo tu pequeña historia dentro de este gran universo, albergamos en nuestro ser una parte de ti, pedazos de tu alma que unidos forman tu vida y te hacen ser inmortal.

Me has enseñado muchas cosas a pesar de no haber hablado nunca,  a pesar de no haber tenido nunca una conversación contigo. Me enseñaste que sin palabras se puede crear una amistad, me hiciste ver que merecemos y debemos luchar por vivir hasta el último momento, a pesar de que la muerte aparezca ante nosotros, a pesar de que la vida nos deje de lado.

Hoy quiero decirte, aunque no puedas escucharme ni entenderme, que no te olvidaré, que no te olvidaremos, que encerraré todos los momentos que compartí contigo dentro de mí, que pasearemos cada mañana sobre el asfalto, el césped, y la piedra que tantas veces pisamos, que tantas veces te vi recorrer.

Has sido mi amigo, nuestro amigo, y lo seguirás siendo, por mucho tiempo que pase, por muchos visitantes que me encuentre a lo largo de este triste y feliz camino.
“La planta crece sobre la tierra húmeda, sus hojas se mueven buscando el sol, buscando los rayos que caen desde el cielo, atravesando las nubes, atravesando las altas ramas de los árboles… Y tú descansas al abrigo de su sombra, eternamente, compañero de viaje”

Hasta que nos volvamos a encontrar, amigo mío.








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