El fondo del pozo

Tiembla la vista,
los dedos entrelazados,
las sonrisas navegantes,
los monstruos del otro lado.
He bajado:
hasta los confines del alma,
hasta los rincones más oscuros,
hasta el clamor de mil voces…,
a la espalda.
Las puertas se solapan
en el sótano de la memoria.
Junto al fuego infernal
de tus lunas muertas,
junto al ángel sangrante
y las huellas de sal.
Nunca he sabido lo que soy
y ahora que lo sé
se caen a pedazos los recuerdos,
los abrazos al contraluz,
los soles de verano,
el árbol del tiempo.
He bajado:
hasta el niño que te miraba,
hasta el día sin fisuras,
hasta el viaje que comenzaba…,
hacia ninguna parte.
Y mis armas se rompen,
al calor de los demonios.
Y la sangre corre,
entre los dedos carbonizados,
entre la esperanza moribunda,
entre las nubes susurrantes,
entre frases que nunca pronuncié.
He arrancado la espada
del fondo de las entrañas.
He plantado las palabras,
los acordes, las sonrisas,
las sombras peregrinas,
el carbón de su aroma.
Las puertas se solapan
y la espada alumbra,
azulada como la laguna
de unos ojos sin nubes.
Y los demonios corren,
y las sombras lloran,
y sus gritos rompen el silencio,
aquí abajo, en el fondo mismo,
en el pozo de la memoria.
Entonces abro los ojos, abro mis manos y las miro, sin arrugas ni esquinas quemadas. Entonces siento el frío en la frente, el frío de una noche bajo tu paraguas. Y veo las gotas de cristal, estáticas en el vacío, en el vacío de un tiempo que no sé de donde viene, con cortinas de luz en las paredes, pintado con témperas de fotones acompasados.
Por eso sonríes, por eso añado al verso que no rima frases que riman menos. Porque los recuerdos me han llamado.
Hemos estado alguna vez allí ,en ese lugar. Sólo hay que escalar. Gracias!! .Tu relato me hizo pensar.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Eternamente agradecido por tu lectura constante. Escalaremos cada vez que caigamos, y siempre que se cae se aprende algo nuevo. Un abrazo enorme y un beso.
Me gustaMe gusta