Sobre las Nubes
Ahora miras tras las ventanas los árboles, sus hojas en movimiento, ¿esa calma donde esta?, no, en tu corazón solo hay tormentas y aunque intentes sacarlas no se van.
Sobre la mesa solo una taza de café que intenta no congelarse sobre el frío mármol, la canción del viento contra las ventanas… abres el grifo para limpiar tu cara de lágrimas, y miras el reloj, siempre lo miras, todas las mañanas, todas.
Cuando llegó la noticia no lo esperabas, nunca pensaste que aquello podría pasar, no a ti, no cuando aún queda tanto, o debería quedar… Y si no te debería tocar a ti… ¿a quien? nadie se lo merece, nadie se merece esto.
Cuando algo así ocurre la gente te trata de una forma diferente… y lo peor es que lo notas, notas que te miran y te hablan como si algo hubiese cambiado, como compadeciéndose de ti… y no quieres eso, sigues siendo la misma y no quieres que nada cambie…
Lo peor es sentirse solo… solo ante esta montaña, sin poder escalarla, sin saber como llegar a la cumbre con vida.
Este es un nuevo día, y parece que el sol brilla de una forma distinta, no sabrías explicarlo pero parece que algo ha cambiado, parece que hay esperanza tras las cortinas. Después de muchos días bajo la lluvia y el fuerte viento por fin miras el cielo limpio y el cálido sol, después de mucho tiempo intentas sonreír y lo consigues.
Una pequeña hoja rojiza cae suavemente sobre la mesa, sonríes, te acercas a la ventana y dejas que vuele, asciende sobre los árboles, y sobre el tejado de las casas… entonces deja de estar al alcance de tu mirada, cierras la ventana… pero la hoja sigue su camino, sobre parques, sobre el mar, sobre las nubes, en un viaje sin destino, con un final que nadie conoce, ni siquiera ella…
«Un día mirarás el cielo sin nubes y no pensarás en nada… simplemente dejarás que tu corazón vuele…»