Bajo olivos de hierro.

Nuestro sueño es una barca abandonada,
una brújula, una mano temblorosa,
un navegante desnudo a las puertas de la muerte,
una ola, una llama apagándose, un compás de lágrimas.
Nuestro sueño es;
lo que maté cuando subí a ese tren,
lo que rompo cada día al no romperlo,
lo que grito cuando estoy solo,
cuando ya no hay nadie que me envuelva,
cuando te siento tan lejos,
cuando vuelvo la mirada
y el recuerdo soy yo, recordándote.
Llevo años dando vueltas alrededor del mismo árbol,
tantos que ya no sé lo que hubo antes,
lo que habrá después,
lo que quiero ser cuando te canses de mí,
cuando dejes de esperar…,
mis postales.
Sé que harás bromas, que habrás encontrado la luz,
que tu pelo tendrá otro color, que tus ojos me leerán sin ganas,
que la barca se mecerá, anclada en otra ensenada,
que seré la sombra de vuestras figuras
bailando en la penumbra.
Entonces cogeré la barca, nuestra barca,
la llevaré al centro de ninguna parte
y el fuego se llevará la muerte, en un suspiro,
y el sueño cubrirá mi piel,
y los ángeles recortarán en telas el cuerpo,
en finas capas los párrafos firmados,
las estelas de versos indefinidos,
los recuerdos que te robé en el cine,
en tu casa, en la mía,
en el día bajo olivos de hierro.