Soñé con esto y me ha costado representarlo de una forma más o menos lógica y fiel a lo que sentí mientras dormía. Por eso espero que, si alguien llega a leerlo, sea benévolo conmigo.
He aprovechado para participar en el reto que propone mi amiga y compañera de letras @sechat13 , a la que os recomiendo encarecidamente visitar si os gusta leer y escribir, porque merece la pena, de verdad.
Aquí me tienes,
en tu rincón oscuro,
en tu sueño moribundo,
en la tela de araña invisible.
He soñado que era cinco,
cinco iguales buscándote.
He soñado que mordía el mundo,
para encontrarte,
escucharte una vez más.
Todos caminábamos,
sin decir nada, sin restar silencios.
Caminábamos buscando tu nombre,
entre farolas y señales.
Entonces aparecías sonriendo,
como si la noche jamás hubiese existido.
Aparecías y mis yoes se iban,
quedando sólo uno, que no era yo.
Recuerdo que los despedíamos
con las manos en alto.
Recuerdo que no encontraba palabras
ni gestos o silencios capaces
de expresar todo lo que me dabas.
Entonces, después de haber envejecido,
de haber roto las costuras del recuerdo,
vaciaste tus bolsillos sobre los míos.
Escogiendo las cartas adecuadas,
las que habías quemado al olvidarme.
Me miraste hasta que desaparecimos,
me miraste y no pude leer lo que decías,
en tus cartas, en el prado verde de invierno,
en la llama moribunda de tus letras,
en las pupilas oscuras, brillantes, escurridizas.
Al despertar busqué entre mis bolsillos,
tus notas bajo la luna.
Busqué desesperado
una realidad que no era mía.
Porque yo era uno de los cuatro,
de los cuatro idiotas que te perdieron,
de los mundos tras el espejo.
El Guardián de lo Desconocido 
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