Una Lucha Continua
A veces te sientes solo, en ocasiones la compañía no llena los espacios vacíos que tu corazón tiene. A veces la soledad se apodera de nosotros y cubre de oscuridad las paredes de nuestra mente.
Hoy te han ignorado, te han insultado, han acabado con las débiles murallas que habías construido poco a poco. Hoy no tienes fuerzas para salir de casa, ni siquiera para levantarte de la cama, solo deseas desaparecer, fundirte con la almohada y no ser nada.
Crees que todo está en contra tuya, que todas las caras, los objetos, las nubes te atacan, que mortifican tu alma con crueldad, sin rastro de compasión. Te preguntas por qué vives en un mundo que solo intenta presionarte, que te pide que participes activamente en un engaño antiguo. Cuando ven que eres diferente te atacan, cuando creen que eres débil intentan aplastarte todavía más.
No debes rendirte, no debes dejar que esto tenga un final anticipado fruto de la desesperación provocada por unos pocos. Enfréntate a tus miedos, coloca tus pies sobre el asfalto y alza tu mirada hacia las nubes, hacia el cielo, recuerda que nunca has estado solo a pesar de todo.
Las agujas del reloj se mueven despacio y tu las miras desde esa sombría habitación. Te incorporas y apartas las cortinas una vez más… Esta vez no hay nubes, esta vez no hay pájaros oscuros alimentándose de tus esperanzas y sueños.
El sol comienza a desaparecer entre los edificios, el día se despide una vez más y tus ojos parecen volver a despertar, después de mucho tiempo bajo un espeso y oscuro océano de lágrimas y alcohol.