Días Lejanos
No había peleas, no había discusiones… solo sonreía y mis piernas rozaban levemente el agua del mar, creando castillos de arena en la playa, que se derruían en un abrir y cerrar de ojos… simplemente la paz me acariciaba en silencio…
Abría los ojos bajo la superficie y dejaba que mi cuerpo callese lentamente sobre el fondo… cojía la arena mojada, o piedras ahogadas bajo el agua, como si aquello fuese el mayor de los logros, y ascendía rápido, atravesando el manto transparente, con el gran trofeo que acababa de conseguir.
Los rayos de sol y las imágenes se quedaron grabadas en mis ojos, y de vez en cuando puedo oler, respirar y sentir los días de verano que se perdieron en el tiempo, que se marcharon volando o escaparon entre las grietas de la realidad.
Lanzaba balones sobre el brillante suelo, que parecían gigantes esferas para mis pies pequeños, para mis ojos nuevos, grandes como universos enteros o mundos que jamás conoceré.
Aquellos días de verano que terminaban en llanto por no poder quedarme entre las olas, aquellos días que morían con el sol desapareciendo en el horizonte y la arena teñida de un naranja enrojecido, o con pequeñas nubes esparcidas por el cielo.
Los veranos se pegan unos a otros componiendo un conglomerado en el que mi aspecto se transforma con el pasar de los días, y la gente desfila como en una pasarela, o una calle perdida en la memoria. Pero entre esos días hay algunos que destacan entre los demás, algunos días que reinan en la cima de esta gran montaña de momentos pasados…
Miré tus ojos y recordé la paz de días lejanos, y el cielo se tiñó de azul, antes gris y blanquecino como la espuma que nace en la orilla sobre el agua cristalina…
Una llamada a la lejana infancia.
Este relato hace recordar y hace tener añoranza de aquellos tiempos. Tiempos en los que la inocencia no nos hacía ver la realidad, y éramos felices.
Un interesante relato.
Me gustó como siempre el final, y además coincide con la frase que más me gusta:
«Miré tus ojos y recordé la paz de días lejanos, y el cielo se tiñó de azul, antes gris y blanquecino como la espuma que nace en la orilla sobre el agua cristalina…»
Saludos!
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