En los márgenes del cielo

He puesto música triste,
para mirarte y decidirme
a contar las palabras nunca pronunciadas,
a dejar que la brisa de tus vocales
enmudezca el espacio
que nos separa en la noche.
Es fácil pensar,
que las costuras de mi cuerpo
se hagan a un lado,
describiendo figuras imposibles en el cielo.
Escribiendo tu nombre,
en llamas azuladas,
como si todos los recuerdos ardiesen al verte,
como si el océano se fundiese con las estrellas.
Dejando que el tiempo,
la vida y los sueños,
cicatricen en el horizonte,
en tu cuaderno sin márgenes.
Dibujo tu silueta antes de dormirme,
pero cada vez es más difusa.
Dibujo y sueño que lo hago,
a tu lado, en un árbol lejano
de un cuento que sonaría estúpido
y una leyenda que lo es más.
Y he visto cada suceso,
dado la vuelta, colgado de una cuerda.
He visto, con las manos atadas,
tus esquinas inimaginables,
de ángulos singulares
en el espejo sangrante.
Llamas azuladas,
que reflejan figuras desconocidas,
me miran respirando, jugando,
conduciendo mis ritmos.
Fuegos fatuos sobre la superficie,
de aguas moribundas,
de dulces melodías,
de ataúdes para cicatrices.
Os miro sonriendo,
mientras escribo tu nombre
en los márgenes del cielo.