Un Suspiro Lanzado al Aire
Imagen obtenida de http://theendofthedark.blogspot.com.es/
Toca las teclas de su vieja máquina de escribir, casi es capaz de sentir las palabras que brotaron años atrás de aquel ser inanimado, solitario y silencioso, que ahora descansa en una pequeña mesa del sótano.
El sonido de la cafetera lo despierta de sus ensoñaciones, le dedica una última mirada a aquel recuerdo del pasado y asciende las escaleras.
El penetrante olor del café le saluda al entrar en la cocina, un pequeño pájaro le observa con recelo desde el exterior, desde una de las macetas que están sobre la repisa de la ventana.
Todo parece en calma, el día es soleado y las nubes parecen haberse esfumado, parecen haberse ido entre bastidores despidiéndose con una reverencia del público asistente.
La televisión lanza noticias a sus espaldas, nada de eso parece importarle pues su cabeza ya está repleta de malas noticias, por ello apaga aquel artefacto y las caras desaparecen.
Ahora el silencio gobierna, puede respirar la momentánea paz que le rodea, puede respirar la vida que entra a través de las ventanas.
El teléfono suena, su corazón tiembla… lo coge y mira la pantalla. Aquel número tan conocido asalta sus ojos proyectando miles de recuerdos sobre su mente.
Decide no responder a aquella llamada, decide que el teléfono suene hasta que su llama se extinga para siempre, decide esperar…
La casa se convierte en una prisión de repente, necesita salir para poder extinguir los temores que lo asaltan, las dudas que le hieren y el pasado que le golpea una y otra vez.
El paseo está desértico, sus pies avanzan sobre las húmedas baldosas y el mar respira plácidamente, meciendo los pequeños botes que bailan al compás de las olas… Las miradas que en otro tiempo recorrieron aquel mismo espacio parecen saludarle desde el pasado, la luz roza con delicadeza las hojas de los árboles, los troncos torcidos, la tierra… y el mar, que emite cientos de reflejos desde su calma inmutable.
El sol comienza a ocultarse entre los árboles, y con la despedida de aquel día se da cuenta de que todo ha terminado, de que todo debe dar un giro hacia algún lugar, dejar de mirar la vida como si todo fuese parte del guión de una obra teatral… había llegado el momento de actuar, o al menos de pretender ser el dueño de sus propios pasos.
El teléfono suena, lo coge, escucha aquella voz tan conocida, con su tono único, inconfundible… permite que los recuerdos inunden su cuerpo durante unos segundos, o tal vez más, no lo sabe, el tiempo no es importante después de tantos años…
El sol comienza a ocultarse entre los árboles, y con la despedida de aquel día se da cuenta de que todo ha terminado, de que todo debe dar un giro hacia algún lugar, dejar de mirar la vida como si todo fuese parte del guión de una obra teatral… había llegado el momento de actuar, o al menos de pretender ser el dueño de sus propios pasos.
El teléfono suena, lo coge, escucha aquella voz tan conocida, con su tono único, inconfundible… permite que los recuerdos inunden su cuerpo durante unos segundos, o tal vez más, no lo sabe, el tiempo no es importante después de tantos años…
«Existe un día en el que todo cambia, un día único que marca el comienzo o el fin de algo, una ráfaga de viento que trastoca nuestro mundo para siempre.»