Si quisiera sentir.

Si quisiera sentir
como sentía cuando hablabas
de comenzar a sentirme;
bajo las sábanas húmedas,
bajo las ramas laberínticas
de árboles de corteza clara
y hojas iridiscentes
y sueños de fotones
sobre epidermis jeroglíficas.
Si quisiera guardar;
las agujas de aquel reloj roto,
los labios que sobre los tuyos resbalaron,
el estanque que sobrevuelan peces sin tiempo,
los pasadizos, las caras, el agua corriendo.
Si quisiera vivir
abriendo tus cajas esparcidas
dentro del hipocampo y su horizonte.
Si quisiera recoger las notas de las frases
que rompí cuando olvidé tu nombre,
los algoritmos de casualidades,
las notas de prensa recortadas,
el vacío que entierra mis mitades.
Si quisiera bajar a la calle
y perderme entre la gente
y aspirar sus historias
y pescar sus recuerdos
y tejer una red de imposibles…
Si quisiera o pudiera sentir la vida,
sentarme en la camilla
y decirte «cúrame del tiempo»…,
hace tiempo, obviamente, que hubiese
naufragado entre tus costuras.