La Ciudad del Silencio
Una ciudad en penumbra continua,
calles vacías y sin alma,
un lugar en el que el viento es el único habitante,
y su semblante apagado y hundido,
muerto en el silencio de la noche perpetua.
Barrotes de acero en los columpios vacíos,
horas y minutos encerrados en esta burbuja,
cámaras gravando sin descanso esta calma permanente,
haces de luz apareciendo en un segundo para desaparecer al siguiente.
Siniestros ruídos provenientes de antiguos almacenes,
la tensión y el corazón palpitando en las sienes,
la seguridad de estar siendo observado continuamente,
de saber que la calma poco durará.
Me arrastro por el rugoso suelo de esta calle bacía,
amenazantes siluetas avanzando unos metros más allá,
altas y delgadas se acercan hacia mi,
intento controlar la respiración y el miedo,
mientras los pasos, inhumanos, taladran mis oídos.
No sé si me habrán visto o escuchado,
el pavor acaba con las fuerzas que me quedan,
mientras la seguridad de que me encuentren se incrementa,
mientras un grito lejano me recuerda que nada ha terminado.
Las siluetas se alejan calle abajo,
mi corazón y mi respiración vuelven a la calma,
camino calle arriba huyendo de la amenaza,
esperando no encontrarme con nada a la vuelta de una esquina…